5 de enero de 2014

El poder de las palabras

La palabra...mágico símbolo mal utilizado y poco comprendido. Todos hablamos constantemente, todos los días, todas las noches, en todo momento, en cada oportunidad que tenemos.

Pero, ¿somos en realidad conscientes del poder que alberga cada una de las palabras que pronunciamos cuando hablamos? ¿Conocemos el verdadero mensaje que estamos transmitiendo?

Cada palabra tiene un poder oculto en su pronunciación; el fonema por sí mismo no tendría sentido. En su conjunto, las letras forman palabras y éstas, construyen destinos.

¿Cómo podemos saber qué uso le estamos dando a las palabras? Sólo necesitamos observar nuestra vida y lo que ha acontecido en ella para poder conocer el verdadero significado que le hemos dado a nuestras palabras y que las hemos plasmado en actos.

La palabra surge, habita en un pensamiento que se traslada hasta nuestra boca y, acompañada por la magia de nuestro aliento, toma vida y sale de nuestro interior para convertirse en acción.

Las palabras son un gran poder que ha sido entregado a cada ser humano para que con él construyan su propio mundo. Pero, desafortunadamente, no todos son capaces de darse cuenta de ello y toman la decisión de destruir en lugar de edificar.

Las palabras son fieles compañeras de las decisiones que tomamos todos los días, y sólo nosotros somos los que vivimos las consecuencias de esa unión.

En muchas ocasiones he escuchado las siguientes frases:
--> "NO TENGO tiempo".
--> "NO TENGO dinero".
--> "Eso es IMPOSIBLE".
--> "YO NO SOY capaz de alcanzar esa meta".
--> "Es un tema muy interesante, ¿A POCO NO?
--> "Ya NO QUIERO sentirme así".

Ahora bien, ¿Qué tienen en común estas frases? Que están formadas por distintas palabras pero en un sentido negativo, y por ende el resultado que traen a nuestra vida es que NUNCA tenemos tiempo, NUNCA tenemos dinero, NADA es posible es nuestra vida, y así un sin fin de consecuencias negativas atraemos a nosotros.

Pero, si tomamos conciencia del poder que hay en las palabras que pronunciamos, el efecto sería el opuesto:
--> "Yo soy la única persona responsable de la administración de mi tiempo y decido cómo hacerlo".
--> "Yo soy un ser próspero que decide en este momento invertir en otras cosas". ( Porque, por lo regular decimos que no tenemos dinero cuando alguien nos pide prestado y pensamos que sería una descortesía decirle abiertamente: "NO QUIERO prestarte el dinero").
--> "Yo soy producto de una posibilidad, de una en un millón, por lo cual, todo es posible; los límites los marco yo".
--> "Yo soy un ser con muchas capacidades y hoy mi valentía me impulsa a alcanzar mis metas".
--> "Este es un tema muy interesante, que me apasiona, y, ¿a ti?"
--> "Yo soy la única persona que decide cómo sentirse; yo tengo poder sobre mis emociones".

¡Qué puedo decirles del efecto boomerang que estas frases traerán a sus vidas!

Así que, mis queridos amigos, yo los invito a que ese sea un nuevo propósito para este año que da inicio; despertemos de ese letargo de sólo ser pericos parlanchines, para transformarnos en los magos de las palabras.

Recuerden, nuestra varita mágica son nuestras palabras.

¡Les mando un gran abrazo a todos!

¡A vivir y prosperar!